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Autosugestion
Autosugestión: Programa tu mente con pensamientos positivos y afirmaciones. Lo que crees sobre ti mismo afecta tus acciones y resultados
Mantener una mentalidad negativa y dejarnos llevar por nuestros pensamientos irracionales, tiene un impacto significativo en nosotros, pues limita nuestro desarrollo personal. Sin embargo, podemos aplicar una serie de técnicas para generar cambios en nuestra forma de pensar y sentir.
Todos conocemos o hemos experimentado la siguiente situación: cuando una niña o un niño pequeño se cae y se hace daño, a continuación, empieza a llorar debido al dolor. Su madre acude hacia él o ella, le sopla en la herida al mismo tiempo que le dice que ya no duele, que ya no hay pupa. Automáticamente, el pequeño o la pequeña deja de llorar, como si el dolor desapareciera gracias a las palabras “mágicas” de su madre.
Las sensaciones nos proporcionan una transición natural del dominio representativo afectivo. La idea de una sensación de placer o de dolor, la idea de un sentimiento en sí tiende a convertirse en el mismo placer, dolor o sentimiento.
La sugestión puede definirse como un mecanismo cognitivo por el que determinadas instrucciones y operaciones mentales generan determinados cambios psicológicos y fisiológicos (Schultz, 1963)
La emoción puede ser objeto de una sugestión, ya que, la idea de una emoción nos conduce a experimentar dicha emoción, no siendo necesariamente un estado interior, sino también exterior. Ver en otras personas la tez pálida, el cuerpo temblando… no tarda en difundirnos miedo. Damasio (2000) junto con sus colaboradores elaboraron el modelo de percepción-acción, en el que postulan que la percepción de un estado emocional en otras personas, inclusive la autosugestión de dicho estado emocional, activan los mismos sustratos neurofisiológicos que generarían nuestra propia experiencia de la emoción.
Podemos decir que la expresión tanto de un sentimiento como de una emoción es predominantemente sugestiva. En esta afirmación se apoya la siguiente frase de Pascal: “a fuerza de tomar agua bendita y hacer la señal de la cruz termina uno siendo creyente”
El arte esta lleno de sugestiones. Toda obra artística produce en nosotros un pediluvio emocional, en función de lo que su creador quiere transmitirnos junto con nuestra predisposición para interpretar dicha obra. Nosotros decidimos como nos autosugestionamos, o tal vez no somos tan conscientes de ello como creemos.
Si la idea de un sentimiento nos conduce a experimentarlo (autosugestión) ¿podríamos expresar un sentimiento sin realmente experimentarlo? Al parecer, expresar un sentimiento hace que se empiece a experimentar. Como aquella persona que miente y que finalmente, acaba creyéndose sus mentiras. Esto nos llevaría a creer que todo aquello que sentimos, tendría en sí, un carácter ilusorio. Pero esto solo sería el carácter imaginativo de la sugestión, teniendo además, una característica mucho más física de lo que pensamos.
Cuando uno es capaz de concentrarse absolutamente en una idea o imaginarse vívidamente algo, entonces, se produce automáticamente la respuesta fisiológica asociada a dicha idea o imagen (Schultz, 1963)
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